Qué bueno se siente que mi amado Señor esté al mando de mi vida! Sí, lo creo con todo mi corazón! voy sentada a su lado, pero es El quien la conduce. Esto no siempre fue así, no creas que no me gusta conducir! pero me he estrellado varias veces, y he aprendido que lo mejor es que mi vida tenga un nuevo sentido y el mejor de los pilotos más experimentados: Jesús.
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